En mis aproximaciones al mundo clásico a la búsqueda de granadas creo que he publicado algunos comentarios sobre Deméter, Hera y Perséfone, pero algunos me falta por nombrar.
Hoy traeré a las sirenas, si esos seres marinos de los que la maga Circe advirtió a nuestro querido Ulises:
“Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan estas con su sonoro canto…”
Las sirenas, esos seres nacidos de la sangre del río Aqueloo, esos seres con esos nombres tan evocadores que ya te invitan a seguirlas, Agláope (la de bello rostro), Telxiepia (de palabras aclamantes) o Telxínoe (deleite del corazón), Pisínoe (la persuasiva), Parténope (aroma a doncella), Ligeia (mortal belleza), Leucosia (ser puro), Molpe (la musa), Radne (mejoramiento) y Teles (la perfecta); esas mujeres de las siempre soñamos con oír sus voces, …
Pues bien alguna de ellas es representada con granadas, bien en torno al cuello o en la mano.
El Museo J. Paul Getty en Malibú, California, tiene una curiosa representación en bronce de una sirena.
La imagen es de una askos (vasija) de bronce, esta vasija fue presumiblemente utilizada para contener aceites perfumados caros.
En este caso la sirena sostiene una siringa [flauta pan] en su mano derecha y una granada en su izquierda. Las sirenas suelen representarse con liras o flautas.
Del Museo Paul Getty había reproducido ya anteriormente un aríbalo con forma de granada, en agosto de 2016, y el bello templete de la tumba de Apolonia en abril del mismo año. Un gran museo.
http://www.getty.edu/museum/index.html
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