Hoy toca recordar las efemérides del día:
30 de noviembre de 1721. Muere en la hoguera Leonorilla, una joven, casi niña, condenada por judaizante en Auto de Fe celebrado el mismo día en el Monasterio de San Jerónimo de Granada.
En dicho auto de fe fueron juzgadas 60 personas de las que 20 fueron relajadas, de éstas 8 fueron quemadas en estatuas, a 11 se les dio garrote antes de quemarlas y solo fue quemada viva la niña.
La crónica cuenta que a Leonorilla se le oía llorar y gritar entre las llamas: ¡Ay de mí, que me condeno!.
Yo estoy seguro de que ella, como María la profetisa que baila al saberse salvada por Dios, como David el rey ante el Arca, bailó ese día para Él quien enjugó sus lágrimas.
Y de la mano de Leonorilla me llega una granada que nunca debió de existir pero que uno como recuerdo de ella a ésta mi extraña colección de ese fruto, la granada de la Inquisición del Reino de Granada.
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“Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas.
Y María les respondía:
Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido;
Ha echado en el mar al caballo y al jinete.”
Éxodo 15:20-21